Peal de Becerro, el último pogromo antigitano

by Pedro Casermeiro

Pogromo Antigitano Peal de Becerro-i

“La política de tierra quemada o de tierra arrasada es una táctica militar que consiste en destruir absolutamente todo lo que pueda ser de utilidad al enemigo cuando una fuerza avanza a través de un territorio o se retira de él”.

Wikipedia. (15 de mayo de 2022) Tierra quemada. https://es.wikipedia.org/wiki/Tierra_quemada

En una conversación que mantenía hace justo un año con unos compañeros, el historiador Manuel Martínez nos explicaba que la manía de quemar las casas de las personas gitanas en los demasiado frecuentes pogromos antigitanos que tienen lugar en España y en el resto de Europa muy probablemente se relacionaba con la vieja táctica militar de ‘Tierra quemada’.

Se cuenta que Alfonso I el Católico ya utilizó esta táctica en el siglo VIII d.C. para evitar que una zona de la península fuera poblada por los musulmanes, creando una zona desértica en la cuenca del Duero con el fin de defender el Reino de Asturias. Muy probablemente aquella tampoco fuera la primera vez que se quemaba una tierra para que no pudiera ser poblada por el enemigo, pero el dato nos sirve para ver lo atávico de una sociedad como la española que siempre que puede intenta quemar y vandalizar las casas y propiedades de sus vecinos gitanos, a los que perciben como sus enemigos.

Es preciso también apuntar que los pogromos que hoy día suceden aún en España contra la población gitana tienen un fuerte arraigo en la sociedad española, pues incluso antes de que los romaníes pusieran pie en estas tierras, el pueblo judío ya sufría el alzamiento de sus vecinos de un modo indiscriminado, por ser judíos y culpables de todos los males del mundo.

Más de seis siglos después, el fenómeno sigue repitiéndose, ahora con la población gitana, y además estos episodios cada vez son más frecuentes. Repasemos la última década: Estepa (Sevilla) en 2015, Fortuna (Murcia) en 2017, La Llagosta (Barcelona) en 2018, Vallecas (Madrid) en 2019 y Peal de Becerro (Jaen) en 2022.

El último episodio acontecido en Peal de Becerro la madrugada del pasado martes no representa un caso aislado que surge de la nada, lamentablemente cada dos años tenemos un nuevo episodio. El humanista Ismael Cortés explica en uno de sus artículos que el antigitanismo es la última forma de racismo aceptada en Europa, y episodios como este lo confirman. También lo confirma la falta de apoyo fuera del movimiento asociativo gitano. ¿Se imaginan que una turba vandalizase y quemase las viviendas y automóviles de personas inocentes de un crimen por el hecho de pertenecer al mismo grupo étnico o a la familia del acusado? ¿Se imaginan las protestas ciudadanas antirracistas que provocaría un pogromo contra otro grupo étnico? Pues de momento nadie se manifiesta en contra y como suele ser normal, los medios de comunicación no se atreven a decir la palabra clave: RACISMO, se quedan en términos como ‘protestas vecinales’, ‘incidentes’, problemas de convivencia’, ‘estalló el problema’, pero nadie habla de racismo porque como explicaba Ismael Cortés, la sociedad no lo entiende como racismo, lo entiende como algo normal, y la culpa se ubica siempre en la actitud y conductas de los vecinos gitanos en su conjunto.

Todo siempre empieza y acaba igual. Una persona gitana comete un crimen –o delito–, se convoca una manifestación multitudinaria que lleva hasta la casa de los familiares y, ante el anonimato que proporciona la muchedumbre y la pasividad de los cuerpos policiales, se acaban vandalizando o quemando las propiedades de todos los gitanos que consideren oportunos, obviamente, gitanos inocentes del delito cometido por el primer sujeto. Luego siempre vienen las explicaciones justificadoras del alcalde del municipio defendiendo a sus vecinos, defendiendo su honorabilidad y culpando a personas venidas de fuera para cometer actos vandálicos y, curiosamente tampoco nunca son capaces de omitir culpabilizar a los gitanos de ser okupas incívicos en un intento justificativo.

Siempre hay una explicación fácil que no daña la autoestima como sociedad: culpar a las víctimas –en este caso a los gitanos que, además, representan la alteridad– y culpar a vándalos que no se sabe de dónde han venido a quemar viviendas y automóviles. Así no hay que afrontar que los vecinos del municipio, donde se ha considerado procedente autorizar una manifestación hasta la casa de los familiares del presunto culpable, sean racistas.

Aunque siempre vamos a encontrar muchas distorsiones de lo que realmente sucedió en Peal de Becerro, qué ha pasado exactamente, qué casas han quemado, quién las ha quemado o por qué; sólo hay que tirar de hemeroteca y fácilmente se extraerá el mismo patrón: crimen cometido por un gitano, manifestación ciudadana, intimidación violenta, expulsión de las personas gitanas, incendios y vandalismo, y finalmente llegan las excusas, explicaciones y justificaciones de que lo que ha sucedido no es racismo.

La respuesta jurídica y política a estos episodios acostumbra a ser inexistente, pues el problema –el racismo–  es también inexistente, es como si los hechos nunca hubiesen sucedido.

En esta ocasión existe a priori una herramienta diferente que permitiría una actuación jurídica más decidida y específica con los delitos de odio cometidos contra las personas gitanas por el hecho de ser gitanas. El pasado 26 de mayo el Congreso aprobó la reforma del Código Penal incluyendo el antigitanismo como circunstancia que agrava la pena en su artículo 22, y como delito autónomo de odio en su artículo 510.

Aunque existía un fuerte debate sobre la necesidad de incluir el antigitanismo como delito de odio específico, pues ya se recogía previamente la etnicidad como causa de discriminación y motivación delictiva, lo positivo de incluir el antigitanismo como delito específico permite que nadie con responsabilidad se mantenga con pasividad o mire hacia otro lado buscando entre las causas de un pogromo antigitano viciadas excusas como el incivismo o el ocupar una vivienda, ahora ya existe la palabra ‘antigitanismo’ en el marco jurídico para perseguir a quienes comentan un delito de odio contra personas gitanas.

Demasiado pronto ha llegado la hora de la verdad para esta nueva reforma del Código Penal …

Y aunque podamos prever una resolución judicial favorable para las víctimas del pogromo antigitano, el sabor de boca será siempre amargo. La solución no debe estar en actuar una vez ya ha sucedido, sino en prevenir, en educar a la sociedad para vivir libres de prejuicios, estigmatizaciones y racismo. Pero para empezar a educar a las nuevas generaciones a vivir en una sociedad antirracista, donde la dignidad de cualquier ser humano no pueda ser cuestionada por su cultura y valores, lo primero es aceptar que la sociedad es estructural y sistemáticamente racista, y en esa batalla nos encontramos aún.

 

Diez Negritos

by Ramón Flores

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En 1939, la escritora británica Agatha Christie escribió una novela que pasó a la posteridad que hoy conocemos como “Diez Negritos”.

Su título original en inglés era precisamente ese, “Ten Little Niggers”, haciendo referencia a un cuento infantil que se relata en la novela, aunque posteriormente se cambió a su llegada a Estados Unidos por las connotaciones peyorativas que implicaba (a pesar de que, en la década de los años 40, la sociedad estadounidense era profundamente racista y clasista).

Desde entonces, su título en lengua inglesa es “And Then The Were None”.

“Y entonces no quedó ninguno”.

No voy a hacerles spoiler sobre el argumento, casi todo el mundo ya sabrá que la historia va sobre 10 personas con oscuros pasados, atrapadas en una mansión situada en una apartada isla y que van muriendo una a una sin que se sepa quién será el siguiente ni quién es el asesino. Pero el título original y el posterior cambio, tienen su aquel, ¿no creen?

De los negritos protagonistas del cuento al que hacen referencia en la novela, al final, no quedó ninguno.

Quizá, a día de hoy, con 22 años que llevamos ya de este siglo XXI, en esta Europa tan moderna y tan nuestra, deberíamos tomar las precauciones necesarias porque las fuerzas de la derecha política y mediática han comenzado una batalla feroz y despiadada para vilipendiar todo aquel pensamiento que intente profundizar, reformular y repensar las formas en que se presentan y discuten los asuntos raciales y discriminatorios en las sociedades contemporáneas. Y al final, no sé cuántos negritos quedarán. O cuántos gitanitos…

La estrategia es sutil. Utilizan los mismos argumentos de las teorías críticas para demonizar a cualquiera que se atreva a desafiar la hegemonía blanqueada de la derecha política y mediática. Casi todo lo que emana del asediado campo de la igualdad social es una versión ridiculizada y extravagante de la crítica social contemporánea al racismo en Europa. La extrema derecha europea ha desplegado esa extravagancia a varios campos para fabricar un relato fácil y discurso simplista que incluye llevar al continente a una era de supuesto esplendor blanco y cristiano.

Empezaron ya hace un tiempo. Llevamos varios años escuchando aquello de “Ideología de género”, un discurso que claramente ha ganado la extrema derecha banalizando el feminismo; catalogado de “chiringuito para cobrar de subvenciones” por la prensa afín y donde incluso la Iglesia Católica, desde sus púlpitos advierte a sus fieles, como el ex arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que llegó a afirmar que el feminismo radical está «amasado de supremacismo, resentimiento e ideología de género» y tiene «inequívocos orígenes marxistas».

Fíjense en la jugada: el feminismo es el principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre y además es el movimiento que lucha por la realización efectiva de dichos derechos. El concepto es fácil, ¿no?

El discurso de la extrema derecha le da la vuelta: amasa supremacismo (de la mujer sobre el hombre), por lo que no busca la igualdad sino la destrucción del hombre. También llega al ámbito educativo, donde esta “ideología” está penetrando en la mente de los pobres alumnos a los que pretenden adoctrinar.

El capítulo actual contra el feminismo es la lucha del concepto “violencia de género”, para cambiarlo por “violencia doméstica”. No es una cuestión solo de concepto. Aquí nos justifican que la violencia doméstica ha sufrido un alarmante aumento debido a la “revolución sexual”, uno de los hitos por los que también ha luchado el feminismo.

La lucha también va contra el “lobby gay”, que pretende mariconizar el mundo. La extrema derecha nos advierte del plan maléfico: quieren destruir al hombre para que en el mundo manden las mujeres en sus chiringuitos, y la vez, volver a todos los varones maricones perdidos para que así llegue un punto en que la especie humana desaparezca por su incapacidad de reproducirse.

Al final, si sumamos dos más dos, ya podemos adivinar cuál puede ser el siguiente target group. Porque ya vemos como triunfan ciertos discursos en Hungría, o en Francia contra las comunidades gitanas. El discurso en España de la extrema derecha es que se está intentando convencer a la ciudadanía de que este es un país racista, y que afirmar eso, es tan racista como el racismo y ya empiezan a proponer el desterrar discusiones parlamentarias.

La jugada ya ha comenzado, la extrema derecha española ya ha iniciado la batalla dialéctica, donde afirma que la comunidad gitana no está discriminada porque sus derechos se recogen en la Constitución y además se niega en comisiones parlamentarias a incluir de forma expresa en el Código Penal el castigo a la discriminación racial contra los gitanos.

En este escenario, podemos estar siglos hablando de antirracismo, privilegios blancos, racismo sistémico, interseccionalidad, etcétera… Pero si se sigue exhibiendo esta impaciencia y esta obsesión por ganar la batalla dialéctica, al final, nos quedaremos de nuevo en el limbo de lo simbólico, mientras la extrema derecha habrá ganado la batalla de lo material y lo tangible. Y si entramos en la batalla que ellos quieren, la ganarán. Y al final, no quedará ninguno…

Ante afirmaciones como esta: “Nos parece inexacto sostener que existe un odio generalizado contra los gitanos, es una manipulación sectaria que sólo está en la mente calenturienta de la ultraizquierda”, dijo la diputada de Vox, que considera que no hay “discriminación alguna” hacia los gitanos y que la propuesta busca “enfrentar payos contra gitanos”, sería torpe entrar en la batalla dialéctica, porque por mucho que se quiera explicar, el que no quiere entender, nunca entenderá, además, quien apoya a estos grupos, tan solo encuentra alimento a su odio. Contra las palabras, hechos. No cabe otra estrategia.

Porque la voluntad de la extrema derecha es la ceguera. Ser hostil ante la justicia social porque, además, sacar las banderas patrióticas no es nada nuevo. Hoy, se promueve el temor al todo, porque instaurar el miedo en la ciudadanía a través del discurso simplista es efectivo, rápido y barato; es una forma muy efectiva de poner a la ciudadanía en alerta. Contra todo. Contra todos.

 

Por cierto, el poema de los diez negritos dice así:

Diez negritos salían a cenar en breve
Uno se asfixió y entonces quedaron nueve

Nueve negritos estaban despiertos hasta muy tarde estando girocho
Uno se quedó dormido y entonces quedaron ocho

Ocho negritos viajaron por Devon tomándose un anisete
Uno dijo que se quedaba allí y entonces quedaron siete

Siete negritos cortaban leña de color beis
Uno se cortó en dos mitades y entonces quedaron seis

Seis negritos jugaron con una colmena levantándola con ahínco
Una abeja picó a uno de ellos y entonces quedaron cinco

Cinco negritos estudiaron Derecho a la salida del teatro
Uno se hizo abogado y entonces quedaron cuatro

Cuatro negritos fueron al mar a nadar sin arnés
Un arenque rojo se tragó a uno y entonces quedaron tres

Tres negritos pasearon por el zoo a los animales diciendo adiós
Un gran oso mató a uno de ellos y entonces quedaron dos

Dos negritos se sentaron al sol en un momento inoportuno
Uno se tostó a muerte y sólo quedó uno

Un negrito se ha quedado sin compañero alguno
Se ahorcó por la soledad y ¡entonces no quedó ninguno!

 

Cuidado con ir perdiendo apoyos y gente por el camino. Cuidado con que los que propagan odio consigan calar aún más con su discurso simplista en mentes simples. Aún estamos a tiempo de cambiar el final del cuento.

 

 

 

(*imagen: Cartel de la película de 1945 “And Then The Were None”, adaptación al cine de René Clair. Fuente: filmaffinity.com)

Un 8 de abril marcado en toda Europa por la invasión de Ucrania

by Seo Cizmich

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*Imagen de Daniel Diaz Heredia

Varios son los artículos, post y eventos de conmemoración que rodean a esta fecha tan significativa, sobre todo por la magnitud de lo que representa el que tengamos un día común todos los Gitanos, Roma y Sinti del mundo.

Hoy es muy sencillo disponer de información, casi todo está al alcance de quien lo desee y a través de internet se puede obtener de la manera más detallada los aspectos relativos a la historia de esta conmemoración, cómo y dónde nace el 8 de abril, de quién fue la iniciativa, si ha sido reconocido de manera institucional, y por quien. Pero al margen de todo esto y si en algo coincidimos la gran mayoría de personas gitanas, Roma y Sinti del mundo, es en el sentimiento de UNIÓN, en la fuerza que representa para nuestro pueblo saber que nuestra Rromanipen nos une más allá de montañas, ríos, países, colores políticos, origen, creencias, ideologías y religiones… Eso es lo que representa para mí y para los millones de gitanos del mundo los colores de nuestra bandera, el azul del cielo, el verde de la tierra y la rueda roja, el fuerte latido de nuestro corazón.

Ese sentimiento de identidad común y pertenencia, que supera cualquier frontera física y mental cobra mayor dimensión frente a los acontecimientos que estamos viviendo en la actualidad más reciente con motivo de la invasión a Ucrania.

Debo decir que me siento muy emocionado por las respuestas de solidaridad y las acciones nacidas del corazón que estamos presenciando, hacen reforzarme aún más si se puede en esta posición de Pueblo Transnacional. Casi a diario recibimos llamadas de personas preocupadas que preguntan cómo pueden contribuir y de qué manera, algunas dispuestas a realizar entre 4.000km y 6.000km en “un par de días” con su propio vehículo y sin ninguna ayuda económica, sin hablar inglés ni ningún otro idioma de los países en ruta hasta el destino promovidos por la llamada del corazón, por ese fuerte latido que te inunda desde el estómago hasta la cabeza atravesando todo tu ser y que te repite constantemente que “debes hacer algo”.

Ese fuerte latido retumba en mi interior cuando recuerdo como si fuese justo, en este mismo instante, una semana antes del inicio de la Guerra Civil de la Ex Yugoslavia. Yo me encontraba en Sarajevo con mis padres por temas burocráticos, mi madre tuvo un presentimiento y convenció a mi padre para que nos marcháramos esa misma tarde. Al subirnos al coche y avanzar unos kilómetros empezamos a ver los controles de paso y algunas barricadas, mi madre oraba, un soldado golpeo nuestra ventanilla, mi madre se bajó del coche, habló con el soldado y nos permitió avanzar hasta que conseguimos cruzar la frontera. No tuve tiempo de despedirme de mis vecinos, de mis compañeros de juego, muchos de los cuales jamás volví a ver.

Entiendo y comparto el sentimiento de todas las personas que no dudan en poner su tiempo y sus recursos y viajar hacia la frontera de Ucrania para ayudar, valoro ante todo que en el sopesar los pros y los contras de un viaje así, se antepongan los propósitos.

Actualmente están en funcionamiento dos campañas de recogida de donativos económicos con los que poder contribuir desde 5€,  gestionadas por ERGO y TERNYPE. Ambas son redes europeas de asociaciones gitanas que abogan por los derechos del Pueblo Roma y Sinti. Gracias a esas aportaciones se está ayudando en origen, comprando los suministros en los pueblos fronterizos e introduciéndolos en el país por corredores humanitarios de ayuda.

Puedo dar fe que los suministros están llegando al Pueblo Romaní de Ucrania.

Deseo que esta situación finalice lo antes posible, que en breve Ucrania y nuestro Pueblo Romaní pueda volver a disfrutar de Salud y Libertad, Sastipen thaj Mestipen, que ninguna vida más sea arrebatada ni ahora ni el futuro por los efectos y consecuencias de las relaciones de poder, en esa interminable partida de ajedrez mundial en la que tan solo somos los peones.

El drama de ser gitano en Ucrania

by Ramón Flores

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Más allá del drama que supone una guerra en pleno siglo XXI, una vez más las comunidades gitanas son las más golpeadas.

Ya se avisaba a finales de 2021, que los radicales neonazis en Ucrania estaban atacando a residentes gitanos en la ciudad de Irpin, muy cerca de Kiev, donde se venían celebrando marchas antigitanas con la connivencia de la policía y las autoridades locales, que aclaraban que aquello era solo una reunión pacífica.

Ya de por si es de extrañar que una reunión de grupos paramilitares de extrema derecha sea tildada de pacífica, pero como siempre, sabemos que ser racista antigitano sale muy barato en esta Europa tan nuestra.

En pleno 2022, con una invasión y un ataque sin precedentes de un país a otro, las comunidades gitanas de la región vuelven a ser las más vulnerables de todo este conflicto y de nuevo, la comunidad internacional mira para otro lado.

En el caso de Ucrania, no es nada nuevo, ya en 2017 se ignoró totalmente el asesinato de un líder activista romaní en Kharkiv.

Pero, en estos tiempos actuales se confirma que, quien siembra vientos, recoge tempestades. Cuando le das carta blanca a grupos radicales paramilitares, como el batallón Azov, para trabajar codo con codo con las fuerzas de seguridad estatales y bajo el paraguas del ministerio del interior para librar una feroz batalla en la región oriental del Donbass, pasan esas cosas. Normalizar la presencia de radicales violentos en cualquier país que se considere democrático, nunca es una buena idea.

Bajo la administración de Zelenski no ha mejorado un ápice los enfrentamientos y la presencia de radicales en el país, más bien ha intentado construir un gobierno donde contar con supuestos expertos (Zelenski, no lo olvidemos, es un actor haciendo política) para llevar a cabo las tareas más difícil, como colocar a Arsen Avakov al frente del ministerio del Interior, un tipo muy cercano al mencionado batallón Azov o a la agrupación Pravy Sektor, es decir, ha instalado radicales de extrema derecha en las instituciones oficiales.

Todo esto para las minorías gitanas en Ucrania es un drama del más alto calado. Ya sabemos cómo acabaron estas cosas en Polonia, República Checa y Hungría cuando dejas a la extrema derecha campar a sus anchas.

En aquellos momentos, el G7 se puso digno y elevó la voz, preocupándose por los movimientos extremistas en Ucrania, pero todo se quedó ahí. La Unión Europea hizo lo que mejor se le da en los momentos difíciles: ver, oír y callar. Esa misma UE que hoy aplaude el discurso lacrimógeno del presidente Zelenski.

 

Sin embargo, incluso cuando algunas personas gitanas toman parte del conflicto para defender su tierra, son motivo de mofa por parte de la comunidad internacional.
Se alaba la valentía de los ciudadanos ucranianos cuando defienden sus ciudades contra tanques y ejércitos armados, pero si lo hacen los ciudadanos gitanos, la prensa se ríe y se mofa, aunque por fortuna no toda.

Y hoy, en pleno 2022, tenemos un conflicto bélico en Europa, pero de nuevo las comunidades gitanas son ignoradas, violentadas y perseguidas y ya estamos siendo testigos de las dificultades de escapar de la violencia en Ucrania dependiendo de dónde seas y de a qué grupo étnico perteneces.

Periodistas de muchos países ya están denunciando las dificultades de escapar de Ucrania para ciudadanos africanos y asiáticos, con distinción de colas para ucranianos y extranjeros.

Adivinen en qué colas están los ciudadanos gitanos…

Aun así, las comunidades gitanas que resisten en Ucrania no están dudando ni un segundo en defenderse. Incluso en otros países, como Eslovaquia, las organizaciones gitanas están ayudando sin descanso en el transporte y acomodo de cientos de refugiados en la frontera con Ucrania sin mirar pasaporte u origen étnico, tal y como se recogía en el portal Romea.cz hace unos días.

También en Hungría, las comunidades gitanas locales se están organizando para acoger refugiados y ofrecer, principalmente a los niños, la asistencia que necesitan.

Pero, ¿cómo será Ucrania después de todo esto? ¿En qué lugar quedarán las poblaciones de personas romaníes no sólo en ese país, sino en el resto de Europa?

La memoria colectiva es de corta duración. Los tiempos pasarán y las comunidades gitanas seguirán siendo ignoradas, golpeadas y masacradas.

Malditos sean los tiempos de guerra y malditos sean los tiempos interesantes.

 

Las mujeres romaníes en el Porrajmos

by Annabel Carballo

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Que el Genocidio nazi del Pueblo Romaní es el “Holocausto olvidado” es una realidad. Esto es debido al escaso reconocimiento sobre el mismo. Por un lado, los perpetradores no fueron procesados ni perseguidos en los juicios por crímenes de guerra por las atrocidades y delitos contra las comunidades romaníes. Y por otro lado, en Alemania, las compensaciones de guerra se negaron inicialmente a las víctimas romaníes y sinti con el argumento falso de que no habían sido perseguidas y exterminadas por motivos raciales. En muchos otros países, a día de hoy, todavía hay supervivientes que no han recibido ninguna restitución. En este sentido, las víctimas romaníes han sido ignoradas.

En relación al Pueblo Romaní, ambos sexos han sido sometidos a formas similares de persecución y violencia: abusos, trabajos forzados, hambre, deportación, humillación y muerte, pero sólo las mujeres tenían que hacer frente a la maternidad, embarazos, abortos y exámenes ginecológicos invasivos. Si el genocidio del Pueblo Gitano en Europa es un tema poco investigado dentro del contexto del Holocausto, la violencia y la violencia sexual hacia las mujeres romaníes sigue siendo un tema marginado y relegado.

Cuando hablamos de violencia, especialmente la violencia sexual, hacia las mujeres romaníes, además de dolor infligido a las mujeres que padecieron las violaciones, se debe entender también como una forma de castigar y humillar a toda la comunidad gitana. Las mujeres romaníes no fueron violadas solamente por el hecho de ser mujeres, sino que fueron violadas y humilladas de manera específica por el hecho de ser mujeres gitanas y esta humillación se extendía a todo el Pueblo Gitano provocando un dolor moral que estaba muy por encima del dolor físico.

Un ataque a los valores de la cultura romaní, aun teniendo en cuenta que la población gitana es una población heterogénea, fue la humillación (compartida) a través de la desnudez forzada a la llegada sobre todo del Zigeunerlager en Auschwitz-Birkenau. La exposición del cuerpo desnudo, especialmente el de las mujeres y el de las ancianas concretamente, fue vivida como una agresión a los códigos éticos del Pueblo Romaní. Así nos lo cuenta Otto Rosenberg, superviviente sinto, en sus memorias cuando se encontró con su abuela totalmente desnuda: “intentó avergonzada esconderse detrás del niño que llevaba en brazos; yo me giré hacia otra parte, consciente de la vergüenza que mi abuela sentía de que su nieto la viera desnuda. No creo que pueda haber mayor tormento: mujeres con sus hijos mayores, hombres desnudos delante de sus hijas” (Un gitano en Auschwitz, pp. 71-72). Pero esa violación hacia la mujer gitana y hacia el Pueblo Gitano continuaba con el afeitado del cabello y el rapado de todo el vello corporal, que fue un atentado al honor de las mujeres romaníes, especialmente hacia las mujeres mayores. Tal y como indica la historiadora Regina Mühlhäuser, el rapado del pelo y afeitado corporal por cualquiera y en presencia de hombres y la inspección genital produjeron sentimientos y significados de violencia sexual en las mujeres y una humillación no solo hacia las mujeres, sino hacia los hombres de la misma comunidad. Además de esto, las mujeres romaníes también sufrieron abortos forzados, esterilizaciones forzadas y experimentos médicos en los campos y guetos.

Toda esta violencia, tal y como describe Mühlhäuser, constituyó un ataque contra el cuerpo reproductivo de la mujer, el cual estaba diseñado biológicamente para reproducir la nación judía en el caso de la mujer judía o la nación romaní en caso de la mujer gitana. Por tanto, según comenta la historiadora, estamos hablando de violencia sexual genocida. Las esterilizaciones hacia las mujeres romaníes merecen una investigación específica y precisa, porque el alcance va muchísimo más allá del 1945. Debemos recordar que este año empiezan los juicios para las compensaciones de las mujeres romaníes que han sido esterilizadas forzosamente en la República Checa hasta hace muy poco.

En relación a la violencia sexual física a las que fueron sujetas muchísimas mujeres gitanas, ésta fue vivida como un atentado también al honor masculino y al de la comunidad gitana en general, porque fue una acción atroz y humillante que dañaba seriamente la moral de aquellos hombres afectados y que no podían hacer nada. La brutalidad de la violencia sexual física hacías las mujeres romaníes no tuvo límites morales ni éticos, especialmente en Transnistria (Rumanía). De los 25 mil gitanos y gitanas que fueron deportados a Transnistria, la mitad de éstos murieron de hambre y enfermedades. Muchos murieron en el camino por agotamiento. En esta zona, los gitanos fueron totalmente “abandonados” sin comida y sin ropa. Los testimonios romaníes, hombres y mujeres, del documental Valley of Sights recuerdan como las mujeres fueron forzosamente violadas delante de sus seres queridos, obligados a mirar, sino los mataban. Esta brutalidad y deshumanización hacia las mujeres fue parte integra del genocidio en contra del Pueblo Romaní y un ataque y violación a sus códigos éticos y culturales.

La violencia sexual era un medio de terror y control social no solo sobre las mujeres, sino también sobre toda la comunidad gitana (así como hacia la comunidad judía). La historiadora Mühlhäuser comenta que las historias y los rumores sobre violaciones se propagaban instantáneamente por los campos y guetos, incitando al miedo. Muchos padres tuvieron que presenciar brutales actos de violencia sexual contra sus propias hijas, que no pudieron prevenir ni detener. Esto produjo un profundo sentimiento de culpa e impotencia. Y esos sentimientos también tenían género: los hombres experimentaron la agresión sexual como actos relacionados con su incapacidad para proteger a “sus mujeres”. La presencia de seres queridos durante la violación fue un factor humillante adicional para las sobrevivientes de violación. Las consecuencias psicológicas para las propias supervivientes que fueron víctimas fueron severas, además de la pérdida de dignidad personal, seguridad, creencias y un sentido de identidad, algunas mujeres se suicidaron después de ser violadas. Otras desarrollaron transtornos mentales y muchas sufrieron lesiones graves. La violación, los experimentos médicos y la esterilización tuvieron consecuencias dramáticas a largo plazo, haciendo que muchas mujeres no pudieran quedar embarazadas en el futuro.

Las mujeres gitanas, no solo fueron víctimas de la violencia sexual y violencia sexual física, sino que también fueron personajes principales de historias de resistencia, lucha y fortaleza. Me gustaría destacar a (Bibi) Alfreda Noncia Markowska, superviviente polaco-romaní. Esta heroína romaní es conocida por salvar de la muerte a cincuenta niños judíos y romaníes. Bibi Noncia pudo escapar junto a su marido del cautiverio nazi, durante el cual fue asesinada toda su familia. Durante el Holocausto, bibi Noncia recorrió los lugares dónde fueron ejecutados tanto judíos como gitanos en busca de supervivientes, para luego esconderlos en su casa y obtener documentos falsificados para ellos. Nuestra heroína fue condecorada con la Cruz de Comandante con Estrella, de la Orden de Polonia en 2006, por sus actos heroicos y humanitarios.

Por otro lado, cabe destacar el papel de las madres romaníes que fueron deportadas al Zigeunerlager junto con sus hijos e hijas. Su fortaleza y resistencia fue imprescindible para la supervivencia de los hijos/as. Así lo cuenta Ceija Stojka sobre su madre que se quedó solo con 6 hijos cuando su padre fue deportado en 1940 a Buchenwald y, posteriormente, a Dachau. La madre no solo tuvo que mantener y cuidar a sus hijos/as, sino que sufrió la deportación a Auschwitz-Birkenau, donde murió uno de sus hijos, y, posteriormente, a Ravensbrück y, finalmente, a Bergen-Belsen junto con algunos de sus hijos. Si la supervivencia de uno mismo/a era una tarea difícil, el hecho de tener que proteger a tus propios hijos/as, te generaba una auto-exigencia que llevaba a los límites las fuerzas de los prisioneros/as. Así al menos lo recuerda Otto Rosenberg que cree que sobrevivió porque estaba solo y tomaba decisiones para uno mismo.

Si destacamos la valentía de la madre de los Stojka, debemos de poner de relieve a Sophie Höllenreiner madre de seis niños/as que fue deportada al Zigeunerlager en Auschwitz-Birkenau y, posteriormente, a Bergen-Belsen. Recuerda este segundo campo como el peor, ya que no tenían absolutamente nada que comer ni beber y, encima, cayó enferma y solo pensaba en sus hijos y de que no podía morirse por el bien de sus hijos. Además tuvo que lidiar con la esterilización de sus dos hijos mayores con sus consecuencias en el periodo postguerra.

Y por último, también me gustaría resaltar la fortaleza y coraje de Theresia Reindhart, madre de Rita Prigmore. Theresia fue obligada a firmar su propia esterilización para evitar la deportación de su familia a Auschwitz-Birkenau. El día de la esterilización, descubrieron que Theresia estaba embarazada de gemelas y, entonces, fue obligada a firmar que entregaría a los bebes a las autoridades nazis y así evitaría la deportación. Theresia tuvo que entregar forzosamente a sus hijas gemelas, Rita y Rolanda, y, posteriormente fue esterilizada. Intentó visitar a sus hijas en el hospital, pero nunca le dejaban verlas. Una vez consiguió llevárselas, pero los nazis vinieron a buscarlas. Un día decidió ir al hospital y se encontró a una de las gemelas muertas en una especie de bañera, era Rolanda que murió a causa de los experimentos. Delante de ese terror, Theresia consiguió coger a su otra hija y huyó del lugar y se escondió hasta finalizada la guerra. Nunca le contó esta historia a su hija Rita, hasta que ésta de adulta sufrió un accidente y descubrió toda la verdad. Rita que vivía en Estados Unidos, decidió volver a Alemania, dejando a su familia, para ayudar a su madre a luchar por el reconocimiento y reparación de lo que pasó. Después de muchos años de lucha, lo consiguieron. El sacrificio fue enorme para la familia. Rita tuvo que dejar a su familia durante años, viendo a sus hijos solo una vez al año, ya que su ex marido no le permitió que ella se los trajera a Alemania. El coraje de una madre, esterilizada, de recuperar a su bebe de los nazis y el sacrificio de su hija por dar a conocer la verdad y luchar por el reconocimiento debe ser recogido como actos de lucha y resistencia.

Las mujeres gitanas sufrieron mucho. Fueron diana de las humillaciones de los nazis hacia la Población Romaní y sus valores, honor y dignidad como pueblo. A pesar de eso, lucharon y resistieron. Llevaron al límite sus fuerzas para proteger y salvar a sus hijos/as. Tuvieron que alimentar a sus hijos con tierra y hojas. La supervivencia individual era difícil, la supervivencia familiar imposible y ellas lo consiguieron. Lucharon por mantener y proteger a la familia, elemento clave de la cultura romaní. La familia era el pilar de supervivencia, sin la familia, la vida no tenía sentido. Los nazis intentaron exterminar al Pueblo Gitano, no solo físicamente, sino también culturalmente a través de la violencia hacia las mujeres. Violencia moral y violencia física. Pero ELLAS resistieron, no solo por ellas, sino por la familia y, en definitiva, por el pueblo.

 

Referencias:

Mühlhäuser, Regina (2017). Sexual violence and the Holocaust en Andrea Peto (ed). Gender: War. Farmington Hills: Macmillan Reference. P.102

Rosenberg, Otto (2003). Un gitano en Auschwitz. Madrid: Editorial Amaranto.

Sierra, María (2020). Holocausto Gitano. El genocidio romaní bajo el nazismo. Madrid: Arzalia Ediciones, S.L.

Sonneman, Toby (2002). Shared Sorrows. A Gypsy family remembers the Holocaust. Hertfordshire: University of Hertfordshire Press.

Testimonio 45023 – USC Shoah Foundation VHA.

Testimonio 40213 – USC Shoah Foundation VHA.