8 de Marzo, Día Internacional de las Kalís. Resistiendo al Antimundo.

by Patricia Caro Maya

mujer kalí

Durante el albor de la civilización Oripandó, Bengue era el príncipe del Antimundo. Cuentan que en tiempos de guerra se estableció en pacto con Aristeo, guardián de las Megalópolis, prometiéndole toda inmortalidad y gloria que redimirían su tormento. A cambio, éste debía convertir a su pueblo en rebaño de cabras que sacrificarían en honor a su nombre. Así quedó sellado por un eclipse de luna que oscureció ambos reinos 20 días y 20 noches.

Entretanto Rají, protectora de los Ríos y los Vientos, mandó llamar a Ray, protector de los Caballos y la Poesía. Juntos se apartaron a la cima del monte Eray para levantar con romero y hierbabuena una ofrenda de Paz que ofreciera olor grato a su Dios.

Cuando Aristeo sacrificó a su pueblo, reclamó a Bengue su parte del pacto pero éste se negó a cumplirlo. Le exigió transfigurar a Ray para ofrecérselo en sacrificio y tomar a Rají para que concibiera un rebaño de cabras al servicio del Antimundo.

Rají fue atada y embadurnada en aceite de adormidera. Cuando dejó de gritar y retorcerse, Aristeo sujetó su cabeza y fijó sus ojos en los suyos. Repetía como un mantra que él era el verdadero Ray. Compulsivamente le decía que la amaba y eso era lo más importante, que eran una el complemento del otro y por eso era exclusivamente suya. Obstinado intentaba convencerla de que estaban predestinados a traer juntos una nación nueva y para eso, ella debía negar su humanidad y concebir un rebaño cabras.

Dicen que aquella noche, Rají se soñó dentro de un laberinto. Recorría los pasillos quebrados en espinas hasta llegar al centro de la habitación. Allí encontró a Ray, ciego y rodeado de espejos. ¿Quién real y quién espejismo?

Despierta en sobresalto y tristeza, llenó sus cabellos de ceniza y postró su rostro sobre el suelo quebrantando su oración en canto, entonces tuvo una visión. Un río de agua viva se arremolinaba en sus venas como el torrente de la primavera. Se irguió, secó las lágrimas y sacudió sus vestiduras. Los lazos que candaron su libertad en aquella tienda cayeron como las hojas secas de un árbol caduco. Cuando su mirada buscó la salida, Kaliphen, primera jueza y profetisa de Oripandó, la estaba esperando frente a ella con una vara de olivo.

Rají se multiplicó en miles de comunidades que se diseminaron por el Mundo como la lluvia del monzón. Cuando llegaron a España, se llamarón Kalís y hoy día, somos guerreras que enfrentamos la violencia que Aristeo inflige sobre nosotras negando nuestra existencia, identidad y derechos.

Amadas primas, os cuento esta historia para que estéis alerta y no caigáis en los brazos de Aristeo porque os llevará al Antimundo para engendrar cabras. Sé que han robado nuestra leche y nuestra miel, que se llevaron nuestra salud en frasquitos de alabastro y la mezclaron con el cieno de sus políticas antikalís y gadjocéntricas. Sé que hay personas entre nosotras que se dejaron embaucar por la adormidera. Sé que azotan impunemente los sueños de nuestros hijos e hijas cuando van a la escuela. Sé del encierro en los arrabales, de los encarcelamientos y los genocidios por pertenecer a nuestro linaje. Sé la violencia que infligen sobre nuestros cuerpos, nuestras miradas y nuestro sentido de la vida. Sé que la lucha es dura primas, pero también sé que no somos las únicas a las que Aristeo y Bengue pretenden sodomizar para someterse al Antimundo. Otras civilizaciones resisten también sus lanzas, sortilegios y maldiciones. Busquémoslas y establezcámonos en alianza con ellas.

Descendemos de guerreras, juezas y profetisas, primas. Sigamos nuestra deriva y luchemos. Levantemos la voz serena que clama nuestros malestares en público. Fortalezcamos nuestros valores y nuestras esperanzas. Que Aristeo no decida quiénes somos, cómo nos llamamos o cuánto vivimos. Impidamos que vicie nuestra familiaridad ni corrompa nuestros lazos de amor. No permitamos que deprave con sus dogmas la herencia de nuestro pasado, la resistencia de nuestro presente, ni las expectativas de nuestro futuro.

Que el día de las mujeres en España sea también el día de las kalís, nos reunamos con las primas que siguen najando en largo viaje y recordemos juntas la deriva que nos ha hecho ser quienes somos. Sirva este día para abrazarnos y soñar que un día pronto no haga falta este día. Los descendientes de Ray que aún queden encerrados, se liberen de espejos y recuperen su mirada para siempre. Las personas engañadas y seducidas salgan del letargo y la amnesia. Sea pues la caída de Bengue y tanto Aristeo como su pueblo, queden liberados de su tormento. Que el día de las mujeres sea recordado por la humanidad entera como el primer día del fin del Antimundo.