La complejidad gitana
by Isaac Motos
Cuando nos enfrentamos a una realidad poliédrica que ofrece resistencia a la comprensión, la tendencia generalizada es atomizarla en sus partes más elementales creyendo que de este modo obtendremos un conocimiento más cabal de la cosa estudiada. Ésta es una tendencia habitual en nuestro tiempo sustentada desde la falaz creencia cientificista que da por sentado el supuesto de que un todo se puede explicar analizando sus partes.
Es cierto que en ocasiones este procedimiento puede resultar fructífero. En ocasiones, por economía mental y eficiencia en el razonamiento, tendemos a agrupar o clasificar las cosas, a reducir su complejidad para poder manejar mejor el objeto de estudio. Ocurre sin embargo, con ciertos asuntos, que al realizar esta operación reductora de la complejidad lo que hacemos no es hacerla más sencilla sino más complicada. Este es el caso de la realidad gitana. El problema de este desplazamiento epistémico de lo complejo a lo complicado estriba en que al eliminar su complejidad, distinguiéndola en partes, no la hacemos más accesible a la comprensión sino imposible a la misma. Trataré de explicarme.
Me parece ver que en el actual análisis de la realidad gitana se tiende a entender y explicarla como un conjunto de partes que pueden separarse y diferenciarse para obtener un conocimiento. Esta operación epistémica se realiza con el objeto de obtener un principio de actuación trasformador. Esta tendencia es claramente observable en los distintos planes nacionales y supranacionales actualmente en vigor. Como ejemplo paradigmático de la tendencia que trato de mostrar, podemos ejemplificarlo en el Marco Europeo para las Estrategias Nacionales de Inclusión de la población Gitana hasta 2020, aprobado por el Consejo Europeo en septiembre de 2011. En este documento Europeo es el referente que sirve de modelo de las actuales políticas en relación a la realidad gitana. En él se diferencia cuatro áreas preferentes de acción con la intención de que las acciones prescritas incidan de forma beneficiosa en la inclusión social de la población gitana al resto de la población. Es decir se parte de una premisa, no formulada pero implícitamente operativa, que disecciona la realidad gitana en cuatro áreas de acción que componen el todo social gitano; educación, vivienda, trabajo y salud. Estamos pues ante un paradigma que atomiza su objeto eliminando lo complejo de la misma haciéndola de este modo no más sencillo sino más complicado. Conviene detenerse en estos adjetivos.
Algo complicado es un sistema compuesto de muchos elementos donde un conocimiento exhaustivo de sus partes basta para dar cuenta de su conducta o funcionamiento. Por ejemplo un avión. Un boeing 747 tiene seis millones de partes. Conociendo cada una de las mismas y sabiendo la función que cada parte debe cumplir en el sistema obtendremos un conocimiento adecuado de su funcionamiento. Esto es, el funcionamiento de un avión es complicado pero no complejo.
Algo complejo por el contrario se refiere a un adjetivo descriptivo que hace referencia a un todo cuyos elementos están conectados entre sí de tal forma cuya simple descripción de las partes no es capaz de dar cuenta del todo. El cerebro humano aproximadamente contiene 100 mil millones de neuronas. El hecho de conocer o describir cada una de las partes no nos capacita para dar cuenta de su funcionamiento. Lo que diferencia al avión del cerebro no es sólo el número de elementos que configuran cada uno de ellos sino que mientras en el avión el todo se reduce a sus partes en el caso del cerebro esto no sucede. Esto es, la interacción de las neuronas entre sí da lugar a algo que no es la mera adicción de las mismas; la conciencia. O dicho de otro modo, la mente no es reducible al cerebro.
Los sistemas complejos están compuestos de varias partes pero la manera en que estos componentes interactúan entre sí y la interacción del sistema en su totalidad con el entorno rebasa el conocimiento que podría derivarse de un mero análisis de las partes. En un sistema complicado (como un avión) los componentes y sus conexiones son fijos, no varían, son estáticos. Sin embargo en un sistema complejo (como el cerebro) las relaciones entre los componentes (como neuronas) dan lugar a que las propia estructura de la conexiones cambien (debido por ejemplo al aprendizaje).Esto es una característica de los sistemas complejos que se conoce como autoorganización. Desde un enfoque reduccionista de lo complicado esta característica se nos escapa a la mirada. Otra característica que no se percibe si convertimos lo complejo en complicado son la propiedades emergentes. En el caso del cerebro la emergencia que se nos aparece a partir de la interacción entre las partes es la conciencia. La conciencia emerge a partir de la compleja relación de las neuronas entre si y de éstas con su entorno. Y esta iteración no es reducibles a la mera descripción de cada una de ellas. Esto quiere decir que si entendiésemos el cerebro como un sistema complicado nunca seríamos capaces de dar cuenta de la conciencia porque ésta no aparece por la suma de sus partes.
Si observamos la facticidad gitana desde el prisma de la complejidad, la suma de sus partes no pueden dar cuenta de su totalidad y esto supone un desafío al modo de compresión que procede mediante el análisis atomizado de su elementos. El sentido de la palabra análisis es de aislar los elementos de algo para entender cómo funciona. Si en un sistema complejo, donde la íntima relación entre las partes da cuenta de la totalidad, procedemos desde una postura atomizadora perdemos de vista la íntima relación entre las partes al cortar analíticamente esas relaciones destruyendo la cosa misma que se pretende entender.
En los sistemas complejos la conducta no se puede describir de forma convencional en términos mecánicos de causa y efecto. En los sistemas complejos la interacción es no lineal. Esto quiere decir que la relación causal no es proporcional. Desde este posicionamiento es posible explicar por ejemplo porque a pesar de que según se asegura en el Plan Estratégico Nacional del Estado Español se ha invertido mucho esfuerzo y recursos en revertir la dramática situación educativa del alumnado gitano en los últimos treinta años en España el resultado continúe siendo desolador. Porque en los sistemas complejos la causalidad no es lineal, es decir no basta con introducir una causa para que el efecto se produzca. Hay que saber dónde afectar al sistema para que tal efecto se dé. En los sistemas complejos la causalidad se da de tal forma que pequeñas causa pueden producir la transformación total del mismo si se sabe afectar las relaciones adecuadas.
Los sistemas complicados no tienen historia, permanecen estáticos. Por lo que para entender su funcionamiento es suficiente un proceder sincrónico. El funcionamiento de una cafetera o un ordenador será el mismo dentro de cien que hace veinte años. Presumiblemente los procesos técnicos avanzarán y darán lugar a mayores prestaciones y rendimientos pero la historia como tal no es un elemento que afecte ni su constitución ni a su funcionamiento. El primer ordenador diseñado por Bill Gates tiene los mismo componentes y su funcionamiento es el mismo cuando se inventó que dentro de cien años o trescientos. La historia no modifica su configuración.
Sin embargo en los sistemas complejos la historia del sistema no es una parte entre otra del sistema sino que el corazón de la configuración del mismo. No se puede entender un sistema complejo sino es desde una disposición diacrónica que dé cuenta del proceso de surgimiento trasformación y actualidad de un sistema. Esto quiere decir que para entender la complejidad gitana hay que comenzar a hacer una historia distinta de la que se está haciendo hasta ahora. Porque es cierto que se conocen algunas fechas y nombres pero eso no basta. Eso es historia atomista, sincrónica, de linealidad causal que no es capaz de dar cuenta de cómo los proceso históricos diacrónicos han configurado la complejidad gitana.
Propongo sustituir la visión atomizada sincrónica y estática por una mirada abarcadora diacrónica y dinámica. Salir del paradigma de lo complicado y situar la realidad gitana en su complejidad. Para ello propongo sustituir las cuatro áreas de acción del mencionado Plan Estratégico Europeo por cuatro principios heurísticos que afronten la complejidad de lo gitano desde su complejidad. Bajo mi posicionamiento teórico los cuatro elementos a tener en cuenta para propiciar este cambio de paradigma serían los siguientes:
- Problematización
- Conocimiento
- Reconocimiento
- Proyección
Señalaré básicamente que quiero decir por cada uno de estos elementos. Antes de hacerlo hay que tener en cuenta que en ellos funcionan según los principios de la complejidad; diacronicidad histórica, causalidad no lineal, autoorganización e interacciones dinámicas que dan lugar a emergencias. Naturalmente no podré agotar todas las implicaciones que esta posición teórica implica. Me limitará a señalar mínimamente su contenido.
Con respecto al primero, se refiere a una tarea histórico-filosófica en la que se revise, se coteje y se interprete adecuadamente el devenir histórico del proceso de la realidad gitana. No se trata únicamente de señalar sincrónicamente los hechos. No se trata de señalar los acontecimientos atómicos que han tenido lugar en el trascurso del tiempo sino de dar cuenta diacrónicamente de los mecanismos tácticos, técnicos y epistémicos que han dado lugar a una determinada configuración y receptividad del hecho gitano. Porque no se trata de señalar los hechos sino de aclarar el contexto de surgimiento y las implicaciones vitales que tales hecho suponen. Este no es momento de determinar la complejidad de lo afirmado. De momento sirva para indicar que este análisis servirá para desnatuliralizar lo que la costumbre, el uso y el prejuicio da como natural.
Con respecto al segundo punto, lo primero que hay que decir es que no se puede dar sin el primero. Esto es, si previamente no se realiza una labor de desnatulirización del entramado conceptual que reticula la actual receptividad del entramado gitano, no será posible emprender un verdadero acercamiento a la realidad del mismo. Porque la actual cuadrícula perceptiva del hecho gitano contamina la mirada del que observa. Por tanto para realizar un acercamiento sincero es necesaria una labor de limpieza heurística que nos permita tener una mirada limpia, como decía el poeta gitano José Heredia. Se trata por tanto de una tarea profundamente antropológica entendida no como una descripción etnográfica de costumbres y valores sino de un cuestionamiento de los propios. Porque tal como afirmaba Levi-strauss la pregunta antropológica fundamental nace del encuentro con otros pueblos que ponen en cuestión nuestra propias convicciones. Por ello, esta tarea no puede partir del prejuicio o del rechazo sino del asombro que nos suscita el hecho de que seamos capaces de guiarnos en virtud de nuestros valores y no desde otros. El acto antropológico profundo no es por tanto una revisión de lo ajeno sino un extrañamiento de lo propio.
Con respecto al tercer elemento, es el más fácil de enunciar pero no por ello el más sencillo de conseguir. Su primera dificultad estriba en que si no se dan los anteriores el reconcomiendo no es posible. Esto es, sin una problematización y un conocimiento no es posible el reconocimiento. Este punto, como los anteriores, es mucho más matizable de lo que puedo realizar en este momento pero en esencia por reconocimiento apelo a una cuestión jurídico-política que cifre su objeto en la consecución real de los derechos democráticos para el conjunto de los gitanos y gitanas. Aquí se trata de realizar una labor de denuncia de la brecha democrática que padecen los gitanos y las gitanas por el hecho de serlo. Denuncia que no puede resolverse apelando a la imperfección de las democracias occidentales. Sabido es que los actuales sistemas democráticos no pueden cumplir todo lo que asegura a sus ciudadanos. Pero en este caso no se trata de eso. La cuestión aquí es que no se utilizan las mismas reglas de juego cuando estas se refieren a los gitanos y a las gitanas. Un ejemplo concreto de esto que digo es la cuestión de la representatividad. Si el sistema democrático actual es el representativo, quienes representan a los gitanos? Cierto que es un desafío el modo en que abría que articular esta representación, que presenta muchos interrogantes, que es una cuestión que afecta directamente al corazón de la constitución de las democracias occidentales. Y afecta al corazón porque la configuración nacional de las naciones europeas se constituye desde la ancestral vinculación que se establece entre identidad y territorio. Es un tópico afirmar que los gitanos y las gitanas no se adscriben a un territorio determinado. En relación a esto diré dos cosas; una) no es del todo cierto en tanto que me estoy refiriendo a un conjunto humano específicamente situado en un territorio concreto, el Estado Español. Y dos) aun dando por cierto la no adscripción a un territorio determinado, ¿ello puede justificar la vulneración de una de las principales reglas de juego democráticas como es la representación? Porque no nos engañemos, nadie absolutamente nadie representa a los gitanos y las gitanas porque nadie ha sido elegido democráticamente para hacerlo.
Si el primer elemento hacía referencia a una cuestión histórico-filosófica, el segundo a una cuestión antropológica y el tercero a una jurídico-política, el último elemento señalado hace referencia a una dimensión ético-poética. Una vez realizado lo anterior y a la vez que se realiza, se trata de no quedarse en un nacionalismo reductor sino de proyectar la realidad gitana a un espacio común. Para realizar esta labor considero que debe hacerse desde una actitud ético-poética. Por tal consideración quiero hacer referencia a la más alta capacidad humana como es la creación de valores. Por eso la apelación a la poesía como actitud creadora y ética porque se trata de crear valores nuevos que nos ayuden a la configuración de un espacio común. La creación de este espacio es una necesidad que late en las actuales vanguardias sociales y de las que la realidad gitana no puede ser excluida. La dificultad de esta creación es máxima porque entraña no el cambio que siempre es inevitable sino la concreción de lo nuevo. Una propuesta que me resulta interesante para la creación de este espacio común es la del pensador italiano Esposito. Para este pensador la constitución de la comunidad en los últimos quinientos años en occidente está atravesada por una paradoja; para construir comunidad se parte de lo que es propio. La paradoja reside en que algo propio no puede ser común. Si es propio no puede ser común. Y sin embargo es desde esta paradoja desde donde se ha construido comunidad en los últimos quinientos años en occidente. Por ello, como forma de disolver esta paradoja constitutiva de la comunidad propone que la constitución de la misma, más que desde lo propio, se fundamente desde lo impropio. Lo impropio sería aquella dimensión humana en la que se reconoce la propia limitación y la necesidad del otro para vivir. Por tanto, más que construir comunidad desde la violencia de “lo que tengo”, de “lo que es mío” hacerlo desde la generosidad del “te necesito”, del “solo no puedo”.
A este espacio común es al que considero que es al que hay que proyectar la realidad gitana. Y no caer es nacionalismos atomizadores que no hacen más que empobrecernos a todos y a todas. Espacio en donde la diferencia no es concebida ni experimentada como agresión o desviación porque no está regido por la lógica de la síntesis disyuntiva (“o bien esto o aquello…) como un procedimiento de series divergentes, ni como un síntesis conectiva (si bien entonces…) como un procedimiento que apunta a la construcción de una sola seria sino como a la síntesis conjuntiva (“y”) como un procedimiento de construcción de series convergentes. Espacio que tiene que ser atravesado por la lógica del gñana yoga (el yoga del conocimiento) y el advaita vedanta, que para expresar la totalidad la refieren con la fórmula “neti neti”. Esta formulación es un concepto que significa ‘no esto, no aquello’, o ‘ni esto, ni aquello’. Neti-neti es considerado el método para aproximarse a la comprensión del concepto de Brahman (principio de la existencia hinduista), de la totalidad sin utilizar definiciones o descripciones atomizadoras y por tanto inadecuadas por reduccionistas. En esta lógica la carga no está puesta en la definición de un particular sino en la relación de ésta con el todo al que pertenece. Y esta pertenencia esta remarcada no por una afirmación o una negación sino por la partícula “ni”. Ni esto, ni esto otro. Esta lógica quiere abrir un espacio donde la afirmación está castigada con la ausencia de lo que se nombra. O dicho en términos cristianos:
“Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Gálatas 3:28)
El que tenga oídos para oír, oiga.