Mes: diciembre, 2022

¡El cambio ya está aquí! Reflexiones de un joven gitano

by Paco Vargas

AcadèmiaGitanaDePolítica

*Inauguración de la 2a edición de la Roma Political School en el Saló de Cròniques del Ayuntamiento de Barcelona, con el Tío Juan de Dios Ramírez Heredia y participantes de FAGiC de Cataluña y Letras Nómadas de Portugal

El Pueblo Gitano está cambiando. Esta frase puede parecer indicar demasiadas cosas y, quizás, así sea. Pero creo que nos puede ayudar a iniciar la reflexión que, a continuación, voy a compartir con vosotros.

Creo que podemos hablar de cambio por cuanto las necesidades, intereses y prioridades de los gitanos han dado un giro substancial en los últimos tiempos. Aunque esta frase, también podría ser objeto de debate y futuras reflexiones que hoy no abordaremos.

Quizás, esto sea producto de un natural cambio generacional, ya que, a los jóvenes hoy no les interesan las mismas cosas que ayer. Pero creo que esto con nosotros toma una dimensión distinta, ya que nuestras prioridades, necesidades o aspiraciones han estado, por causa del antigitanismo, condenadas a la cárcel de la limitación de la supervivencia diaria, en la que todos aquellos aspectos que excedían del hoy, no eran más que utopías para cualquier persona gitana.

El antigitanismo nos arrinconaba a ser seres sin sueños, sin esperanzas o, al menos – ya que durante siglos, de una u otra, hemos resistido de diferentes maneras – así lo pretendía; poniendo todas las herramientas que, en esta relación desigual de poder, ha hecho valer contra todo lo señalable bajo el estigma gitano: arte, música, tradición, historia, lengua y cultura.

Pero hoy, personalmente, detecto frutos de cambio, de aspiraciones de jóvenes que con orgullo de ser y la fuerza propia de la edad ocupan espacios, que hasta el momento, quedaban reservados para los otros.

Voy a detallar algunos espacios que considero remarcables en esta ocupación de los espacios mayoritarios y las estrategias que, creo, mayor rendimiento nos han dado.

Comunicación. Vivimos en la era de la comunicación, todo aquello que pretenda ocupar un espacio de relevancia desde las ideas hasta lo material, ha de ser comunicado y, aquí, las redes sociales toman un papel fundamental. Y nosotros, los gitanos, en este cambio del que hablamos, hemos sido conscientes de ello.

Nos interesan las redes sociales. Nos preocupa y nos apasiona la comunicación. Y esto se puede ver reflejado desde los estados de WhatsApp -frecuentemente utilizados entre las personas gitanas, sin distinción de edad- hasta perfiles comunicativos de personas gitanas que pueden ser consideradas influencers. Cada día son más las personas gitanas que se dedican desde diferentes plataformas a ser referentes de moda, viajes, salud, historia, activismo…

También es reseñable nuestra perspectiva en igualdad de género y feminismo y, aquí, me gustaría hablar del Congreso Internacional de Antigitanismo de Género organizado por las primas de AMUGE y Romi Berriak el pasado mes de octubre en Bilbao.

En este congreso, que tuvo una duración de 3 días, decenas de mujeres gitanas pudieron debatir y reflexionar sobre feminismo romaní y extraer conclusiones de nuestra perspectiva en relación a la igualdad de género y a la lucha histórica de las mujeres gitanas en este sistema-mundo antigitano y patriarcal. Y es en este preciso ámbito donde yo vislumbro los frutos de un cambio material entre los gitanos.

Puede que esto siempre estuviese dentro de nosotros, pero ahora tenemos la fuerza, el coraje y las herramientas para decirlo ante el mundo, para hacerlo desde el conocimiento y el rigor; creando narrativas esperanzadoras y de contribución no tan solo para las gitanas, sino para toda esta sociedad.

A nivel de participación, el cambio también es substancial, hemos dado el paso de salir de nuestras asociaciones/entidades gitanas – que ha sido el espacio histórico más explícito de participación entre los gitanos – para dar el salto desde las redes sociales (herramienta para la participación activista), hasta la política más convencional. Diferentes personas gitanas señalan la importancia de ocupar espacio en la política convencional, dentro de los partidos, si realmente queremos ver cambios, aunque empecemos por lo simbólico, que es igualmente importante. De ahí emana el cambio de situación del término antigitanismo en la última década y la actual Subcomisión por un Pacto de Estado contra el antigitanismo, cómo aterrizaje material de lo conseguido mediante la acción participativa, a todos los niveles, de aspectos simbólicos, como la aceptación del término.

Quizá esto también haya sido posible con la presencia de los diputados gitanos Ismael Cortés, Beatriz Carrillo y Sara Giménez en la política nacional. Pero esto sólo refuerza lo comentado anteriormente, la presencia, nuestra presencia en espacios de decisión se antoja indispensable. Y ello es tan indispensable como que, desde nuestras entidades gitanas, se refuercen estos aspectos. De ahí nace la Academia Gitana de Política que inició FAGiC el año pasado y que tiene el objetivo de impulsar desde la base, la participación de los y las jóvenes gitanos/as.

Por cuanto, señalar un congreso organizado por mujeres gitanas o una academia gitana de política, bajo el paraguas de una organización gitana, me indica cambio material en las estructuras de organización de la sociedad civil gitana. Era impensable el fomento de este tipo de acciones hace algunos años, y no demasiados. Pero el cambio está presente en todos los niveles o, al menos, así me lo parece, sin pretender indicar en ninguno de los casos que el camino ya está hecho, sino que los trazos que estamos empezando a dibujar tendrán un mayor impacto en nuestras vidas y las vidas de nuestra gente.

Y con estas palabras me gustaría alentar a nuestra gente a salir del negativismo en que intentan sumirnos los prejuicios de aquellos que nunca han visto, ni verán un cambio en nosotros.

El Pueblo Gitano ha resistido y lo seguirá haciendo, y todos debemos seguir remando para que el nuevo año traiga consigo todo lo bueno que al 2022 no le dio tiempo a traernos, y para que deje atrás todos aquellos episodios que tanto dolor ha traído a nuestra gente. Sin olvidar a nuestros primos y primas, siempre en nuestra memoria, haciéndonos más fuertes. Este es el cambio que veo y espero.

Baxtaló Nevó Berś. ¡Opre Rroma!

 

 

La mirada olvidada, o el compromiso a recordar

by Juan José Suárez Laso

Con la mirada olvidada

*Imagen original de Tatsumi Shimura

Latchó Drom, el buen camino, bendecido por una mirada llena de armonía y serena aceptación de la existencia, consagrada a ajustar un mundo chirriante. Los gitanos hacen este buen camino luciendo una firme naturaleza transgresora y revolucionaria, hondo y profundo transformar las cosas por una mirada orgullosa que eleva la existencia y construye el sí del mundo. Así, su miedo permanente muda, cada vez, alegría y sonrisa antes de ser ponzoña de odio enquistado. Esta sana y vital mirada trae el regalo de la indiferencia y distanciamiento sutil y perspicaz de todo lo grave, lo trascendental y solemne, una fértil respuesta sosegada; nada es tan importante como el delicado y lúcido distanciamiento de la verdad absoluta del mundo, nada más gitano que el amor a lo leve y a lo sutil. El posicionamiento del gitano en sus gestos sociales y culturales se da desde la intransigencia a lo trascendente y ampuloso. La mirada transgresora y revolucionaria es ésta, la capacidad de ventilar y resolver la tristeza en liviana alegría, como el que espanta las moscas.

Porque hay que reconocer que el recorrido vital del gitano no ha sido fácil. Por donde han ido pasando han sido objeto, sistemáticamente, de innumerables y terribles situaciones de exclusión y daño, de repudio, rechazo y golpes criminales, uno tras otro. Y hoy siguen estando en la mira del orden establecido como pueblo sospechoso y raro. Estos órdenes, pueblos, sistemas y culturas han favorecido que el gitano haya encontrado una certidumbre válida: vuestra seriedad no me convence; vuestras leyes, en contra de nosotros, no pueden ni deben ser acatadas; es sano no estar de acuerdo con aquello que me hace daño, es natural y honesto cuidarse; vuestra forma de vida no me interesa porque de ella nace nuestra injusticia, inaceptable situación. El acto de voluntad rebelde contra todo aquello que destruye es sabiduría y agudeza.

No creo necesario enumerar la variedad de barbaridades ni exponer la crueldad metódica que han soportado, y soportan los gitanos hoy mismo. Pero de lo que no quiero prescindir es de hablar del resultado de esa impiedad y sadismo contra el alma del mundo. Resultado que ha venido a convertirse en la mejor seña de identidad gitana, comunitaria o individual, y que ha derivado en enriquecimiento y temperamento anhelado, ahora, por toda una sociedad más libre e informada, por una población intercultural y sensible a otros rasgos.

Contar los pasitos y los brincos de un hermoso jilguerillo herido, en un camino lleno de polvo y arena, con un cielo azul oscuro casi negro, de noche negra, nos hace entender que toda lucha es bendecida por los dioses como una acción de enorme valentía y entusiasmo; nos hace comprender que de los actos viles a los que somos sometidos nacemos seres más serenos, limpios y agudos, fuertes y sagaces conocedores del mundo y su alma. “¡Del dolor nace la sabiduría!”, cantan los coros de Eleusis, antigua morada de la divinidad. De cómo el gitano y la gitana, dos esferas de lo mismo, se han elevado sobre el miedo y el odio de una sociedad dañina, amenazante y han conseguido dar a sus crías la alegría y el cariño, una visión del mundo más dulce y real, delicada y realista.

Dulce, delicada, realista, femenina. El ensortijado remedio que las gitanas encuentran al dolor y al ataque continuado es la construcción de un mundo de afirmación sólida, de alejamiento y medición propia, de no asimilación, de amor propio a sus propias costumbres, de veneración a lo suyo. El esmero en el cuidado de lo decisivo es un acto de profunda afirmación; las gitanas menos letradas saben que una cultura como la suya tiene raíces profundas, sujetas a la tierra. No es una cuestión de orgullo ciego ni de reducciones culturales; es una cuestión de comparación y seco vacío en el escrutinio de lo otro. ¡Cómo estas gentes van a tener algo válido si se relacionan desde el conflicto y el abuso!? Pobres sociedades brutas y frías culturas. Pero la mujer gitana sabe que tiene un tesoro en su genética, en su memoria; que traen en los andares la danza más antigua conocida en Europa, que portan en las ondas del pelo la música más fiel al pulso de la vida. Del odio y del miedo, de la desconfianza y la codicia, de la producción y el progreso no se saca nada, son yermos y putrefactos terruños; en el amor y la sonrisa, en el aliento y el desprendimiento, en el respeto a la ineficacia del otro y en el regreso están los valores del gitano que emprende una y otra vez su regocijo en lo que es. Es la mística infatigable al materialismo, porque la espiritualidad en occidente está supeditada y atada al mecanicismo más farragoso e idealista. La falta de educación, de cultura, de civismo y modales en el gitano es, en todo caso, fracaso del gachó que no ha sabido entender ni nutrirse de su fertilidad y fecundidad elegante y orgullosa. Los códigos de un mundo humillado son tomados como la entraña del gitano, pero desde la humillación planificada ¿qué otra cosa queréis que nazca?

Qué diferentes suenan las canciones gitanas hechas para el consuelo del mundo, para todos los oídos saturados; qué piadosa la mirada de una niña gitana que es enseñada desde pequeña a ser mujer para los suyos; qué amistad camuflada en el orgullo, aún no conquistado, del gitano que sale a la calle a buscarse la vida; qué honra tan apreciada en el pañuelo de hijas, sobrinas y nietas; qué categoría y autosuficiencia el no querer ser convencidos de lo que ya conocen como peligroso; ¿libertad gitana? No, no es libertad la suya. Es en todo caso orgullo de saber que se tiene algo bueno y que no puede ser intercambiado. Los gitanos no miran las estrellas porque sean idealistas o románticos, no; se guían por las estrellas para orientarse en la fría noche negra. ¿Salud? No tienen otra alternativa que estar sanos para poder bregar con una vida que, encima, está fiscalizada por un poder amenazante. En cambio, qué atrevidas las embestidas al odio, a la eficiencia, al progreso, a la industrialización, a la religión, a la utilidad y al utilitarismo, a la fuerza por la fuerza, a la competición y a los procesos selectivos, al sometimiento, a la sangre pura y limpia de castellanos, arios, eslavos..; y no se confunda su autoprotección obligada y forzosa con el ideario racista nacido de pensamientos podridos con ansias de poder.

¿Y perder todo lo que son por estas inmundicias? ¿Y olvidar su mirada a cambio de no saber mirar el mundo, y entregar su mundo a cambio de convertir a sus niños y niñas en máquinas de éxito económico? Tienen algo más valioso: la música del susurro de sus madres aliviándoles en la madrugada: ¡Hijo mío, quédate en la cama dormidito hasta que el sol levante y no haga tanto frio!

En occidente se dan las condiciones óptimas para que el gitano sea una joya espiritual, por falta precisamente de espiritualidad en estas latitudes. Y el jilguero sigue pisando la tierra con fiera sutileza, pasando por tierras extranjeras sabiendo que será destrozado tarde más o tarde menos, y que será aniquilado por un viento helado e inclemente, de nuevo. Aquí en Catalunya pueden ser ciudadanos de pleno derecho porque tienen, además, un tesoro que compartir con sus compatriotas, son muy valiosos para una sociedad en eterno cambio que necesitará de su elegancia para seguir conquistando nuevas cotas de libertad e igualdad. Estos gitanos y gitanas llevan a las espaldas ya muchos siglos de lucha por la justicia y la independencia, y éstas solo se alcanzan no olvidando la propia mirada.