El momento de los jóvenes gitanos

por Ramón Flores

El pasado 21 de abril, durante la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, se presentó en Estrasburgo el manual “Mirrors”, el primer manual de educación en derechos humanos para los jóvenes en la lucha contra la Romafobia – el racismo y la discriminación contra los romaníes, elaborado por el Consejo de Europa, en colaboración con el Foro Europeo de Jóvenes Gitanos (FERYP) y otras organizaciones y profesionales romaníes.

Este ha sido un gran paso, porque es un manual hecho por jóvenes para jóvenes, donde se comparten técnicas y métodos para combatir la Romafobia desde una perspectiva diferente, desde una perspectiva intercultural, puesto que la lucha contra el racismo, no es sólo una cuestión de “activistas gitanos” sino de todas las personas que viven en sociedad.

En este sentido cabe preguntarse cuál es el rol de los jóvenes gitanos y de las organizaciones juveniles en la actualidad para combatir la Romafobia y los sentimientos anti-gitanos que florecen en Europa cada vez con más frecuencia. En muchas ocasiones, y sobre todo desde el territorio español, podemos detectar un “acomodamiento” de la sociedad civil gitana.

Y cuando nos referimos a ese acomodamiento, lo tenemos que hacer en base a la comparación de los movimientos sociales gitanos que llegan desde muchas partes de Europa. Una nueva forma de trabajar, de pensar y de actuar, es necesaria para adaptarse a las nuevas “olas de vandalismo contra los gitanos” que campan por Europa.

Es momento de hacerse una sencilla pregunta, ¿Cuáles son los factores que explican el protagonismo de los jóvenes como defensores del cambio en las comunidades romaníes?

A pesar de ser los claros líderes y las caras visibles de los movimientos romaníes, los jóvenes generalmente tienen menos poder en cualquier sistema político y social que los adultos o ancianos, especialmente en las comunidades romaníes. Por otra parte – la forma en que estos movimientos surgen es a través de la participación popular generalizada, descentralizada. Suponemos que «el movimiento juvenil gitano» representa un grupo homogéneo – pero no todos los jóvenes somos lo mismo, y los movimientos de jóvenes representan muchos intereses y objetivos diferentes para las sociedades gitanas europeas actuales. Esto pone a los movimientos juveniles romaníes en gran desventaja, ya que compiten contra las instituciones bien establecidas sobre el futuro de sus comunidades.

Desgraciadamente pero predecible, esta forma de intervención social, donde primen las voces de jóvenes gitanos, no disfruta del mismo nivel profesional respecto a otros mayores y con más bagaje dentro de los movimientos asociativos gitanos. Sin embargo, los movimientos juveniles gitanos han emergido claramente como un visible y significativo método para involucrar grupos con menos posibilidades.

Las oportunidades existentes de elaborar iniciativas inclusivas, no solo mirando dentro de las comunidades, sino cruzando las fronteras de las mismas, es una de las claves para promover el componente gitano en las políticas y proyectos juveniles, y al mismo tiempo, de destacar el rol de los jóvenes en la promoción social, cultural y económica de las comunidades romaníes.

Es aquí donde tenemos que reflexionar sobre la forma de trabajar y sobre todo, donde tenemos que definir objetivos alcanzables y realistas.  Más allá de las críticas exageradas, sin fundamentos y fuera de lugar hacia los movimientos sociales gitanos en España, necesitamos definir estrategias donde no prime el asistencialismo, sino la participación. Donde no se haga alarde de la pobreza en beneficio y promoción propio, sino que se utilice a los estudiantes, jóvenes líderes para promover y visibilizar la verdadera realidad de las comunidades romaníes.

Cuando la sociedad mayoritaria piensa en la comunidad gitana, automáticamente piensa en pobreza, exclusión y marginalidad. Aquí es donde está la clave de la participación juvenil en todas las esferas de la participación de la sociedad civil. Necesitamos cambiar el enfoque y no seguir alimentando y explotando esa “cara mala” de las comunidades gitanas. Es ahora cuando debemos dejar de promover esa imagen impuesta desde fuera, que sirve para alimentar el círculo vicioso de la pobreza gitana, que existe porque las políticas están basadas en el asistencialismo, y el asistencialismo sigue existiendo porque es lo que promueven las políticas…

Evidentemente, no podemos negar la realidad. Pero la realidad también es que cada vez hay jóvenes gitanos más preparados, y listos para tomar un rol decisivo, no solo para “eliminar el racismo” sino para normalizar la inclusión y la interacción en sociedades cada vez más multiculturales.

Desde este discreto espacio que nos ofrece el Museo Virtual, me gustaría hacer un llamamiento a aquellos jóvenes gitanos, estudiantes, trabajadores, para que tomen un paso al frente y lideren el proceso de normalización en la promoción de la interculturalidad. Que no esperen a que “las asociaciones” tomen el liderazgo para hacer proyectos, sino cada uno de nosotros, desde nuestras posiciones y perspectivas, seamos capaces de elevar nuestra voz, de tomar protagonismo. Jamás encontraremos mejores posibilidades que las que tenemos ahora. Ese momento ha llegado. Ese momento, es ahora.